Me gusta el vino. Me gusta mucho el vino. No sólo el vino como tal, sino otras muchas de las cosas relacionadas con éste. De hecho, generalmente disfruto más de esos otros aspectos que lo rodean que del vino en sí mismo. Viajar y conocer viñedos, charlar con personas apasionadas con su tierra, sus uvas, sus vinos y su gente, conocer su historia, sus aspiraciones y nuevos proyectos. Disfrutar de la gastronomía del lugar, ligada inevitablemente a los vinos de la zona.
Me siento muy afortunado de haber convertido mi pasión en mi trabajo. Uno de los aspectos que más me gusta del día a día en ESSENCIA es la posibilidad de ofrecer a nuestros amigos y clientes esas botellas que encierran historias de personas y de lugares. Para comprender un vino y disfrutarlo al máximo, desde mi punto de vista, es necesario empaparse de todos estos detalles. Resulta muy satisfactoria la sensación de ver cómo alguien disfruta con una de esas botellas, sobre todo si es una de esas que has estado guardando durante años, esperando el momento óptimo para ser descorchada. Sabes que, en cierto modo, has entrado en la historia de esa persona, ya que posiblemente recordará ese momento de felicidad a lo largo de su vida.
Hace unos días tuvimos una visita de una persona muy conocida y destacada en el mundillo del vino. Nos decía que le había encantado cómo enfocábamos el tema del vino en nuestro local. Le gustaba mucho el carácter informal con el que funcionábamos. Valoraba, sobre todo, no sólo una carta extensa y una oferta amplia de vinos por copas, sino lo complicado que tenía que ser gestionar una carta con tantos productores de elevada reputación pero con producciones muy pequeñas. Se sorprendía de cómo podíamos tener todas esas cosas tan complicadas de conseguir. Ese día me metí a la cama pensando en ello, por supuesto orgulloso de lo que había escuchado esa tarde. Llegué a la conclusión de que, lo que hacíamos no tenía ningún mérito. Lo realmente complicado para nosotros, sería no disponer de esas botellas en nuestra carta. Probablemente eso significaría que no hubiéramos viajado para conocerles en persona, ni recorrido sus viñedos, ni escuchado sus historias o disfrutado de la gastronomía de la región. Significaría que no tendríamos nada que contar al descorchar una botella más allá de lo que pusiera en ésta o lo que leyésemos en internet. Con toda seguridad nos dedicaríamos a otra cosa. ESSENCIA no existiría.
Pienso que el objetivo máximo del sumiller, camarero o cómo os apetezca llamarlo, consiste en hacer feliz a la persona que se sienta en la mesa, ya que esa persona pone en ti su plena confianza para pasar el mejor rato posible. Han sido unas cuantas las ocasiones en las que yo también me he sentido feliz como comensal. Andrés Conde de La Cigaleña en Santander, Pitu Roca en su Celler de Can Roca en Girona o Guillermo Cruz en Mugaritz han sido algunas de esas personas que han conseguido emocionarme en una mesa gracias a sus historias y a sus vinos propuestos. Estos grandes apasionados del vino forman ya un lugar destacado en mi memoria. La experiencia vivida gracias a ellos y a las personas con las que compartí esas mesas, será recordada hasta el fin de mis días.
Pues bien, el próximo día 1 de Marzo tendremos la ocasión de escuchar al gran Guillermo Cruz en ESSENCIA con sus "Viajes para el recuerdo". Viviremos con feliz inquietud esas historias acerca de algunos de sus viajes vinícolas y disfrutaremos con sus vinos propuestos. Considero una suerte tremenda tener la oportunidad de escuchar a una de las personas que, pese a su juventud, posee ése algo especial que tienen los grandes personajes del mundo del vino. Si podéis y sois rápidos en las inscripciones, os recomiendo que no os lo perdáis.
Salud!
ESENCIA DE VID
DANI CORMÁN
ESSENCIA WINE BAR & STORE
Zabaleta 42 - DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN
Tf. 943 32 69 15