Viernes, 29 Marzo 2024

ALIMENTOS PROBIÓTICOS Y PREBIÓTICOS: ¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO?

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En el artículo del mes pasado hablé de lo importante que era mantener feliz y sana a nuestra microbiota intestinal.

Como comenté, nuestra microbiota intestinal se podría comparar a nuestro intestino con un selva llena de animales, que en este caso sería un ecosistema de multitud de microorganismos diferentes que debemos mantener en equilibrio ya que su desequilibrio nos lleva a tener diferentes patologías (si quieres saber más, lee el artículo anterior del mes de junio).

Y en relación a cómo alimentar a nuestra selva intestinal (microbiota o mal llamada flora intestinal) salieron los conceptos probióticos y prebióticos, palabras que seguramente has visto en multitud de sitios.

Los probióticos son: alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar las bacterias “buenas” (microbiota normal) del cuerpo.

Los prebióticos son alimentos (generalmente con alto contenido de fibra) que actúan como nutrientes para la microbiota humana. Los prebióticos son fibras que protegen nuestra salud. Consumirlos, además de favorecer nuestra microbiota, nos ayuda a mejorar la absorción de ciertos minerales y mejora la síntesis de vitaminas del grupo D.

 

¿Qué alimentos contienen prebióticos? 

Mayoritariamente los prebióticos se encuentran en alimentos de origen vegetal y la leche materna. Las principales fuentes son el ajo, la cebolla, la alcachofa, los plátanos miel, trigo, avena, legumbres, espárragos, puerro, achicoria… Si basas tu alimentación en alimentos de origen vegetal te estarás asegurando tus prebióticos.

Los probióticos han ido surgiendo de forma diferente en cada país y su cultura gastronómica: chucrut en Alemania, el kimchi en Corea, encurtidos como aceitunas, pepinillos... aquí, miso en Japón, kéfir del Cáucaso, yogur de Turquía, quesos... Te habrás dado cuenta que todos los que he nombrado son alimentos fermentados, pero no significa que todos los alimentos fermentados sean probióticos. Hay que tener en cuenta que para que un alimento sea probiótico, tienen que llegar sus microorganismos vivos a nuestro intestino, y hay muchos alimentos fermentados que se pasteurizan o tienen un proceso de calor que mata a los microorganismos, por ejemplo el pan: la masa madre se fermenta, pero el paso por el horno mata a los microorganismos.

Por ello es importante que cuando compremos un alimento y queramos su beneficio como probiótico, éste no esté pasteurizado.

Así que ya sabes, come muchos productos de origen vegetal y te asegurarás comer prebióticos, y cuando compres un queso artesanal, si es de leche cruda en vez de pasteurizada, tendrás más posibilidades de que lleve probióticos.

Feliz verano! 
Feliz microbiota! 
Feliz salud!

 

   
DIETÉTICA
y alimentación

 

Carolina Rïn
Dietista Colegiada nº 1887