Martes, 03 Diciembre 2024

IN SAGARDO VERITAS

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El pasado 9 de diciembre tuvo lugar una jornada en el Boulevard donostiarra que sirvió para que la recientemente creada Denominación de Origen Euskal Sagardoa sacara pecho de cara a la hostelería y al público en general. Y lo hizo demostrando que nuestra sidra es una bebida versátil, compleja, que puede dar pie a diferentes estilos y calidades de elaboración, que puede servir para maridar cualquier tipo de quesos o productos tan complicados de armonizar con vino u otras bebidas como son la ostra o la alcachofa, que puede resultar ideal para crear sidras espumosas, dulces, de hielo... 

La demostración que tuvo lugar en dicho escenario abrió los ojos a muchos invitados e incluso a más de un productor, sobre todo cuando nuestro colaborador Dani Corman, invitado por la D.O, nos hizo vivir un maravilloso viaje organoléptico a través de diferentes sidras del mundo y mencionó el precio que pueden llegar a alcanzar algunas de ellas...

La sidra es un producto que goza de un gran prestigio en muchos lugares del mundo, en los que alcanza la misma consideración que un gran vino. Aquí, al contrario, movidos por ese espíritu cainita que tanto nos caracteriza en algunos ámbitos, hemos denostado uno de nuestros productos más característicos hasta hacer que se considere de manera general como una bebida de segunda fila. La peor consecuencia de dicha actitud es que a día de hoy nadie está dispuesto a invertir dinero en una botella de sidra, a pagar más de los dos euros de rigor que para muchos constituye ya una barrera infranqueable por encima de la cual no puede pagarse un líquido que al fin y al cabo solo es zumo de manzana.

Esperemos que actividades como ésta a la que nos referimos y que mostramos gráficamente en las páginas 38 y 39, vayan logrando que poco a poco el público empiece a respetar más este producto tan representativo de nuestra tierra, que llegará a serlo más si cabe si valoramos como es debido a nuestra sagardoa y empezamos a pagar un poco más por ella, para que los productores puedan invertir en calidad, en plantación de manzanos, en hacer que cada vez sea más autóctona y auténtica, en experimentar, en crear nuevas sidras diferentes, personales, originales, rompedoras... Si se ha podido hacer con el vino, que hasta hace poco estaba considerado poco más que una bebida para empujar la comida y era bebido a morro o en vasos de chato, se puede hacer con un producto que, como afirma Unai Agirre en la página 78, “tiene un gran potencial de evolución”. Aprendamos a respetar y valorar nuestra sidra, tratémosla con cariño, bebámosla a su temperatura adecuada y, a ser posible, en copa, como ya se hace habitualmente incluso con la cerveza... ¿O es que nuestro vino de manzana no lo merece?

 

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ESTUPIDO CONCIENZUDO


JOSEMA AZPEITIA
Coordinador de Ondojan.com